miércoles, 24 de febrero de 2010

Prueba Del Sida





El VIH es el virus que debilita el sistema inmunitario y produce el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA).
Existen dos pruebas que se utilizan para diagnosticar la infección causada por el VIH: una detecta la presencia de anticuerpos específicos frente al VIH, que el organismo produce como respuesta al virus, y la otra identifica la presencia del virus propiamente dicho.
La relación de "acoplamiento" ("llave-cerradura") entre los anticuerpos (Y) y el virus es la base del ELISA.
Es fundamental que los individuos infectados por el VIH conozcan y entiendan su enfermedad y sus implicaciones, de modo que puedan reducir el riesgo de transmisión del virus a otros e iniciar el tratamiento médico adecuado. Lamentablemente, muchas personas infectadas por el VIH no saben que padecen la enfermedad hasta que experimentan síntomas físicos evidentes.
Si usted o su médico tienen razones para sospechar que está infectado por el VIH, se le recomendará la realización de una prueba llamada ELISA (ensayo inmunoabsorbente ligado a enzimas) que detecta la presencia de anticuerpos contra el VIH en la sangre (véase la ilustración anterior).
Los anticuerpos son proteínas que combaten la enfermedad, creadas por el sistema inmunitario en respuesta a la infección. Un resultado positivo significa que el sistema inmunitario ha producido anticuerpos en respuesta a la infección por el VIH. Este resultado debe confirmarse con otra prueba llamada Western Blot.




Asesoramiento
El simple hecho de someterse a la prueba del VIH puede desencadenar diversas reacciones emocionales intensas, como miedo, ira y negación. Por lo tanto, la asesoría psicológica es una parte integral del proceso de detección selectiva del VIH. Las personas necesitan una preparación adecuada previa ante la posibilidad de un resultado positivo.
Los individuos con un resultado negativo en la prueba del VIH deben aprender más acerca de la enfermedad y conocer las medidas que les ayudarán a reducir su riesgo de infección en el futuro.
Las personas a las que se diagnostica una infección por el VIH deben educarse sobre la enfermedad y aprender la mejor forma de vivir con ella. Los pacientes que se mantienen bien informados durante las distintas fases de la enfermedad pueden mantener un diálogo continuo con su especialista de salud sobre sus necesidades terapéuticas.
Los individuos infectados por el VIH también deben prepararse para todos los efectos que la enfermedad pueda tener sobre sus relaciones con la familia y amigos, así como con sus compañeros de trabajo y de clase y con los miembros de la comunidad.

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